“Había un solo túnel, oscuro y
solitario, el mío, el túnel en el que había transcurrido mi infancia, mi
juventud, toda mi vida..."
Roberto Ibáñez, el actor y
dramaturgo, consigue en esta nueva versión del Túnel -de Ernesto Sábato- una
intensidad y profundidad destacables, como así también una interpretación
colmada de suspenso y matices que el público agradece.
Al ingresar a la sala de la
Ranchería, se percibe un escenario despojado, de pocos elementos; una máquina
de escribir y una pileta, que se tornaran recursos indispensables de la
puesta. La escenografía y diseño de
luces, fueron otro gran aporte del director Andrés Bazzalo, una mirada que
señala el rumbo de una versión que llega a muy buen puerto.
El túnel es una obra para disfrutar
y para bucear en las profundidades del alma, la fuerza del amor y de la locura
como dos caras de una misma moneda.
Ibañez y Bazzalo nos acercan esas emociones tan oscuras como
humanas. De la mano del pintor Juan
Pablo Castel desde la ansiedad de su amor y todo el camino que atraviesa hasta
el inevitable y trágico final de la historia.
Para quienes han leído la novela,
esta obra es una perla para aprovechar una bella e inquietante versión. Pero para quienes no han tenido el gusto,
éste espectáculo les despertará unas ganas irrefrenable de leerla al concluir
la obra.
La primera adaptación en manos de
Roberto Ibañez fue en el año 1996, la misma se dio con gran éxito, luego de la
cual surgieron giras y múltiples reconocimientos, incluso de la mano del propio
Ernesto Sábato que elogio la obra.
En ésta oportunidad se presentan
por ocho únicas funciones en la Ranchería, los días viernes a las 21hs, no te
pierdas la oportunidad de acercarte a éste clásico de la literatura argentina.
Por Carina Polo
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